Había una vez una niña con piel color miel que vivía en un lejano país desértico en donde todos hacían lo mismo. Era un país que aunque estaba en el desierto tenía muchos colores maravillosos y mágicos pero nadie los veía porque todos seguían las reglas fieles del Ogro.
La niña con piel color miel soñaba con cosas diferentes; pasaba horas observando la naturaleza llenándose del aroma maravilloso de las flores. A escondidas jugaba con unas alas enormes color Amarillo alegría, entonces se trepaba en una enorme roca abría los brazos y soñaba con volvar como una mariposa. Se ilusionaba con conocer más allá de las fronteras de arena que formaban una muralla alrededor de su pueblo. Estaba convencida de que había algo más allá de esas paredes arenosas de su país. Tampoco entendía porque las demás personas no veían los maravillosos colores que ella sí.
Su mamá Doña piel color miel le gritó un día: “¡deja de soñar! Los colores no existen, están en tu mente, es más seguro hacer lo que todos hacen. Lo que necesitas es seguir las reglas del Ogro. Si te atrapa haciendo algo diferente te comerá!”. La niña corría rápidamente a esconder sus alas Amarillo alegría porque tenia miedo de que alguien la descubriera.
Un día mientras caminaba hacia la escuela sentía que alguien la seguía, volteaba rápidamente y nada! Seguía caminando en las hermosas calles, volteaba y nada!
Al día siguiente ya se había olvidado de la sensación de que alguien la seguía, cuando mientras jugaba en el patio algo le cayó en la cabeza; era un espejo, pero ¿de dónde ha salido ese espejo? ¿quién lo habrá tirado sobre ella? Cuando decide verse en el espejo esperando ver su hermosa y fresca piel color canela se da cuenta que ve a una joven muy parecida a ella pero el reflejo era borroso, hasta un poco tenebroso. Asustada suelta el espejo!, se cae sobre una cesta de ropa salvándose milagrosamente de romperse. Muy sorprendida lo vuelve a tomar y vuelve a ver a una jovencita muy parecida a ella, esta vez ve que la figura se mueve voluntariamente. ¡Qué extraño las imágenes de los espejos que se mueven cuando uno se mueve! Pensó. En ese momento el Ogro toca la campana de la tarde, que significa ¡todos adentro! Nadie era autorizado para ver el atardecer, así que todos los ciudadanos del país arenoso estaban obligados a estar en sus casas antes del atardecer. La niña con piel color miel, tomó el espejo, lo esconde en su vestido y salió corriendo hacia su casa.
Uno de esos días se encontró en su lugar mágico, era un jardín que había descubierto al subirse en la piedra mientras volaba como mariposa. Sacó el espejo de su vestido, tomando valor, empieza a observar el rostro moreno de la chica en el espejo que se parecía a ella, se queda un momento en silencio se le empiezan a entumecer las manos, pies, y hasta el rostro. ¡Suelta el espejo diciendo! “¿Esto esta muy raro porque mis manos y pies se duermen?” Sujeta el espejo de Nuevo y pregunta ¿Quién eres? Entonces la imagen se hace un poco visible escuchando una voz que dice: “No me tengas miedo, soy tu antepasada. Tu bisabuela Mariposa olvidada por un secreto; soy quien te ha estado siguiendo estos días”. La niña hace un gesto con sus grandes ojos oscuros haciéndolos aún más grandes por el asombro y le dice “pero quién te ha dejado
ahí, ¿de qué secreto hablas? Mi mamá me dijo que tú no existías. Además eres muy joven ¿cómo puedes ser mi bisabuela?” La bisabuela contesta “ese es parte del secreto”. “Hace muchos años igual que tu, yo soñaba con ir más allá de las montañas arenosas de éste pueblo, igual que tú ví los colores brillantes de éste lugar; igual que tú jugaba en secreto con las alas color Amarillo alegría; igual que tú me escondía porque toda dicha estaba prohibida. Un día escapé, y ví el mundo, ví más allá de las fronteras; conocí un Rey Mago y me enamoré, lo traje a conocer a mis padres. Quería contarle a todo el pueblo que existen cientos de vidas allá en el país de las montañas, en el país de la selva”. Con el rostro lleno de tristeza continua “el Ogro, sin dejarme hablar tomó al Rey Mago y lo degolló. Supieron que esperaba a tu abuela Luna, entonces esperaron a que naciera para después encerrarse en este espejo. El Ogro se hizo cargo de Luna”. “¿El ogro? Pero ¿por qué? –preguntó la niña de piel color miel- “Porque el Ogro es mi padre, es tu tatarabuelo, es tan viejo y tan fuerte como los sahuaros de este pueblo. El corazón se le endureció cuando me fui, pensó que no lo quería y había deshonrado a la familia; en el fondo solo es la máscara que ha decidido llevar. Dijeron que tu abuela Luna era su hija y a mi me dejaron aquí olvidada para siempre”.
La niña corre de inmediato aturdida, mareada por aquella revelación que le parece difícil de creer. “¿Cómo el Ogro mi tatarabuelo?” Tenía el recuerdo de una abuela triste, que se sentaba todas las mañanas en el camino hacia donde amanece como en espera de que alguien llegara pero eso nunca pasaba; al medio día regresaba a casa con su cara sin sonreír dispuesta a hacer solo lo que se le pedía. Un día la abuela Luna, se quedó en cama, decidió que su alma estaba cansada, y su mente pérdida. Nadie supo exactamente de que estaba cansada, se veía como que había perdido la razón, ya no hablaba, ya no comía y hasta en un arranque de tristeza se cortó el pelo a puños, en ese momento decidió dejarse morir. Determinada se acostó, joven, bella, con su cabello raramente acomodado y dando un suspiro, se fue…
La bella niña con piel color miel recuerda que en la época que muere su abuela triste, a su madre se le amargó el corazón pues ella siempre quiso hacer sonreír a la bella Luna sin lograrlo. La niña bella lamentándose “Mi madre solo tenía ojos para Luna, mi Luna”. Empieza a darnos cuenta que sus ancestras son un río interminable de tristezas que son llevadas por esa misma corriente de emoción, ella misma en ocasiones se siente perdida, confundiéndose entre lo que siente, piensa y lo que se supone debe hacer.
Al día siguiente, sin mucho dormir, toma el espejo con su bisabuela Mariposa encerrada y decide ir a su lugar secreto, aquel encima de esa roca en donde tiene oportunidad de ponerse sus alas de mariposa color Amarillo alegría, y soñar… Estaba tan entretenida que dejó pasar el tiempo sin sentirlo. Entonces su madre Doña y el Ogro la empiezan a buscar. El Ogro super molesto le grita a su bisnieta “¡no sabes controlar a esa niña, que no entiendes que no se le puede permitir soñar! Nadie puede soñar, lo hará igual que su bisabuela”. Ante el asombro de ambos encuentran a la niña de pie en la piedra con las alas puestas, los brazos abiertos, sonriendo y compartiendo el mundo con su hermosa antepasada Mariposa. Perplejos y decepcionados sin poder entender ¿cómo llegó el espejo a manos de su amada niña? El Ogro le arrebata el espejo arrojándolo contra el piso, éste haciéndose añicos, le quita las alas, la niña grita ¡Sé la verdad y eso no lo vas a poder cambiar aunque me quites el espejo y rompas mis
sueños! !Sé que somos familia, y para mi es maravilloso, pues honro de dónde vengo!” La imagen de la bisabuela Mariposa se va difuminando tristemente en el espejo, el Ogro la vé, después de tanto tiempo, vuelve a verla y en un acto que nadie espera, se echa a llorar… hincado viendo la imagen de su hija Mariposa encerrada, llora… Son las lágrimas de quienes no se atrevieron a llorar; llora por las penas de su hija, por las de su nieta, y por las siguientes generaciones de infelices mujeres que pagaron el precio sin saberlo. Llora a cántaros el pasado, sus lágrimas parecen no parar, llora hasta que no queda nada más que soltar. La niña con piel color miel se acerca colocando suavemente su mano en el hombro. “Tatarabuelo… todo sucedió como tenía que pasar”… El Ogro con los ojos aún hinchados y hasta un poco tambaleante por tanto sentimiento se va animando poco a poco, suavemente se acercó para abrazar a su familia; con su voz aun quebradiza se escucha decir “hoy las liberó a que sean felices, y decidan por ustedes mismas sus destinos”. En ese momento en un acto milagroso salió del espejo un vapor blanco que se hacía cada vez más grande destellando hermosamente el rostro y el cuerpo de su amada hija Mariposa. Ambos se vieron a los ojos, tuvieron la oportunidad sincera de reconocerse; sonrieron amorosamente dándose cuenta que era tiempo de que ella partiera a descansar en paz. El encierro estaba terminado, todo reconciliado, y ambos eran libres, él del secreto y ella para volar. Doña piel color miel se tapa lo ojos muy asombrada porque empieza a ver los colores brillantes, mágicos que destellan a su alrededor. Pensaba que estaba perdiendo la cabeza pues estaba reconociendo que todo su desértico pueblo tenia hermosos colores. Esa noche caminaron en silencio a casa, regresaban con sus espaldas ligeras pensando cada uno desde su lugar lo que habían vivido. Agotados, felices, tranquilos y vivos.
Después de pasar unos días, ya recuperados de tantas emociones, la niña anunció que deseaba ir más allá de los límites; que su alma le pedía avanzar en la dirección del amor por sus sueños. Solo les pedía una cosa, la más importante de todas a su familia: la bendición. Teniendo la fuerza de ellos, el resto era cosa fácil. El Ogro y Doña mama accedieron a las peticiones de ella, sabían que ya era inútil tratar de detener el destino de alguien tan obstinado. Ambos, el Ogro y Doña piel color miel acompañan a la niña piel color miel a la cima de la piedra en donde se alcanzan a ver las fronteras de los sueños, en dónde terminan los miedos y empieza la mágica aventura de vivir. El Ogro en un símbolo de profundo amor le pone las alas a su tataranieta diciéndole “Eres libre de seguir tus sueños, eres libre de abrir tus alas de Mariposa e ir adonde tu corazón te guíe, volar es un acto de fé, volar es un acto de desear vivir, abrir tus alas es un acto de respeto por ti misma; yo amada niña te acompañaré en tus memorias, en tu corazón, seré parte del vivir a través de ti, pues estoy en ti; gozaré tus triunfos, te fortaleceré en las tristezas pero jamás dejaré de sentirme orgulloso de tu valentía. Ve a la vida.” Entonces el Ogro tatarabuelo colocó su mano en su frente dándole su bendición. Después su amada madre colocó su mano que temblaba de emoción en el hombro de su hija viéndola a los ojos en un acto de profundo amor y haciendo el mismo acto, le dio su bendición diciendo: “tienes la fuerza de tus ancestros, de todos nosotros, ve a la vida que todo estará bien”. La niña con sus ojos llenos de lágrimas profundamente agradecida por el amor de su familia fue abriendo poco a poco sus alas de mariposa como cuando te acomodas un traje nuevo. Aunque temblaba de emoción se colocó en la orilla de la cima viendo al horizonte lleno de deseos, toma un suspiro muy profundo, voltea por a ver con sus ojos brillantes llenos de respeto a su familia y sin
importarle cómo será, sin cuestionarse el futuro, solo confiando en las guianzas de su alma se deja caer suavemente al infinito campo de la vida… Emprendiendo el vuelo, y vuela…
Por Asiria Fabiola
Dedicado con profundo agradecimiento a Fanny Doran.